Pensativa. Depresiva. Preocupada. Con la mirada perdida. Así permanece Mercedes Quezada Jiménez en la sala de espera del hospital Luis Vernaza. El destino la llevó a ese sitio hace ocho días, después de que a su esposo, el guardia de seguridad Julio César Carvajal Hernández, le sucediera lo que ella temía: resultó herido durante un atraco a la estación de la Metrovía ubicada frente al Instituto 28 de Mayo, en el norte.
Sucedió al amanecer del pasado jueves, a las 06:10. Cuenta que una cuñada la fue a buscar a su casa para avisarle que el joven de 22 años, al que conoció en Loja cuando él realizaba el servicio militar y con quien tiene una niña de un año ocho meses, había sido herido.
Ese día, según testigos, llegó a esa estación Yandry Javier Arteaga García, de 22 años, con otro hombre. Se bajaron de un alimentador que circulaba de norte a sur. Uno descendió por la puerta delantera y otro por la de atrás. Estaban armados. El cómplice de Arteaga le habría preguntado a Édison Bustamante Ríos ¬un compañero de Carvajal¬ dónde se tomaba el alimentador. El custodio le dijo que en la siguiente parada; y el antisocial supuestamente ya se marchaba, pero de pronto se regresó, lo apuntó con el arma y le arrebató un revólver. Bustamante, en su versión dada a la Fiscalía, cuenta que él veía a su amigo forcejeando con Arteaga y de pronto oyó dos tiros.
Él, y la joven que hacía los cobros del dinero en la estación de la Metrovía dicen que vieron al cómplice de Arteaga regresarse y darle dos disparos a Carvajal, quien supuestamente ya había resultado herido mientras luchaba para que no se le lleven el arma de Arseg (Artículos y Seguridad), la empresa para la cual trabaja hace casi un año.
El diagnóstico médico del hospital Luis Vernaza indica que un tiro le lesionó los huesos propios de la nariz, parte del maxilar superior y la dentadura; además recibió dos impactos con entrada y salida: uno en la muñeca derecha y otro al costado derecho (hemitorax), bala que salió por la región lumbar.
“Siempre temía que le pase algo con tanta inseguridad, pero él tenía que trabajar para mantenernos”, comenta la mujer, y sus ojos se humedecen. A Arseg ingresó después de haber obtenido su libreta militar. Antes había sido camarero y recepcionista en otras empresas.
Es poco expresiva. Pero la joven habla con cierto enojo y dolor cuando se entera de que sobre su esposo existe una orden de prisión. La presencia permanente de un policía en la Unidad de Cuidados Intensivos de la casa asistencial no había alertado a la mujer. Desconocía que el uniformado estaba en el sitio para evitar que él escape.
Pese a lo delicado de su estado, Carvajal es vigilado desde que ingresó al hospital. Primero, el fiscal Santiago Rivadeneira dispuso que se lo custodie. Horas después el fiscal Wilfrido Hidalgo, tras conocer las heridas que había sufrido el guardia por la agresión de que había sido víctima en el atraco, inició la instrucción fiscal solicitando la orden de prisión, emitida por el juez Virgilio Matamoros.
“Julio actuó en defensa propia. Quiso impedir el robo, en el forcejeo se salen los tiros que hacen daño al muerto (Arteaga) y también a mi esposo; y luego regresa el otro ladrón y le dispara en dos ocasiones. ¿Qué más quería la Fiscalía para liberar a mi esposo de toda culpa? ¿Que lo maten, acaso, y que me quede viuda y mi hijita huérfana?”, reniega Mercedes.
Qué dice la ley: Sobre defensa propia
Código Penal
Artículo 19: No comete infracción de ninguna clase el que obra en defensa necesaria de su persona, con tal que concurran las siguientes circunstancias: actual agresión ilegítima; necesidad racional del medio empleado para repeler dicha agresión, y falta de provocación suficiente de parte del que se defiende.
Artículo 20: Se entenderá que concurren las circunstancias enumeradas en el artículo anterior, si el acto ha tenido lugar defendiéndose contra los autores de robo o saqueo ejecutados con violencia...
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